martes, 31 de marzo de 2009

Se habia levantado en la tercera lectura. Estaba ancioso, imaginante. No podìa soportar como es que A traicionaba a E. El monologo de la traiciòn le perseguia. En su cerebro se alojaban las palabras de A, "...sí, en esta ocasión no podrá ver luz, sólo oscuridad...". Andaba a tientas, se frotana las manos, tenía que hacerlo. Tomar el libro de nuevo y saber. La incertidumbre era incisiva. Toma un cigarrillo, se aposenta en el sofa y continúa, "si después de acabar con su vida...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola querido poeta.
Lo leí, y aun me gusta tu estilo de escribir.
Saludos... que estes bien, mejor aún. MUY BIEN!
Ya tenía mucho que no escribias, ójala no se te pierda esta maravillosa costumbre.