sábado, 20 de junio de 2009

ESPANTAPAJAROS

No sé; me importa un pito que las mujeres tengan los senoscomo magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o depapel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de queamanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida.Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría elprimer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y enesto soy irreductible - no les perdono, bajo ningún pretexto, que nosepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendanseducirme!Está fue - y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente,de María Luisa.¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelossulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo ysus miradas de pronostico reservado?¡ María Luisa era una verdadera pluma!Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba delcomedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa.Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algúnpaseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, unpuntito rosado. "¡ María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocossegundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme,volando, a cualquier parte.Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nosaproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos enuna nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hojamuerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.¡ Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver,de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse losdías entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo!Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos algunaclase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay unadiferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer quetenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de unamujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no mees posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor másque volando.

Oliverio girondo

1 comentario:

MARIO dijo...

Pinche wey, contesta mis correos